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El estilo de pintura típica sarchiseña emergió a inicios del siglo XX, en el cantón de Sarchí —cuna de la artesanía costarricense— como una forma de expresión artística desarrollada por los artesanos. Basada en motivos florales, geométricos y colores vibrantes, esta pintura se usaba originalmente para decorar carretas agrícolas, añadiendo identidad y orgullo a los productores del campo.

La pintura sarchiseña va más allá del ornamento: es símbolo de identidad nacional, un legado visual que refleja creatividad, producción, arraigo cultural y respeto por la naturaleza. Cada línea y color representa valores costarricenses como la alegría, la perseverancia y el sentimiento de pertenencia.

De carreta agrícola a símbolo patrio

La carreta típica costarricense, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial y patria universal desde 2018, encontró su alma y esplendor en la pintura de Sarchí. Los maestros artesanos transformaron estos vehículos de tracción animal, en obras de arte, adornándolas con motivos tradicionales y dándoles una impronta única y exuberante.

El 25 de setiembre de 2024, la Asamblea Legislativa aprobó la declaratoria oficial que reconoce la pintura sarchiseña y el “colocho típico” como patrimonio cultural inmaterial costarricense, señalando además a Sarchí como “la cuna de este tipo de pintura”. 

Para los artesanos de Sarchí, esta pintura constituye su medio de vida —ha sido aprendida de generación en generación, con técnicas únicas y un fuerte vínculo emocional con su comunidad. 

En Coopearsa, nos sentimos inspirados por esta tradición artística. Apoyamos iniciativas que promueven el patrimonio cultural, alentando a los artesanos a continuar pintando con la misma pasión y detalle que han demostrado en cada carreta. Además, destacamos la importancia de contribuir a la salvaguardia activa de este patrimonio, a través de talleres, campañas de promoción y difusión nacional.